martes, 12 de noviembre de 2013

Calle Toro (16 de diciembre de 2012)


El sonido de un violín inunda la calle mayor, por encima del frío y de la gente. Un violinista lo sostiene. Su mirada y la melodía se acompañan. A su lado, tirado en el suelo, dormita un perro grande de pelaje dorado y talante noble.

Quién sabe qué historias guardan ese violín gastado y las manos que lo tocan.

Una infancia, una ciudad, tal vez un amor, alguna despedida, recuerdos, una calle principal, un perro, un violín, una melodía…

Rebusco en el bolsillo y dejo dos monedas. Apenas la voluntad, pobre recompensa para tan bella historia. 

Sea cual sea.


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